
Ermita primitiva
Colocación primera piedra
Bendición nueva iglesia
La primitiva iglesia que los ermitaños edificaron en 1703, cuando se reunieron en el Cerro de la Cárcel, era tan pequeña que en 1732 movieron al entonces Hno. Mayor Francisco de Jesús a solicitar del Cardenal Obispo de Córdoba D. Pedro de Salazar y Góngora la ampliación de la misma. La autorización del Cardenal es de fecha 17 de Junio de 1732, y el comienzo de las obras se efectúa el 7 de Mayo de 1733 con la bendición y colocación de la primera piedra en cuyo interior se colocaron varias monedas de plata y cobre. En Agosto de ese mismo año de 1733, los agradecidísimos ermitaños solicitan
del Cardenal se celebre todos los años una Misa por las intenciones de su bienhechora Doña María de Villalba, de la villa de Montalbán (Córdoba), que hace a sus expensas la capilla mayor de la iglesia que dicha Congregación tiene en su Desierto, en que ha gastado hasta la hora presente 700 ducados, y gastará en acabarla, de finalizar dicha obra, sus mil ducados (…). Dicha Misa se celebró todos los años el 6 de enero (salvo los nueve años de la Desamortización), lo que se cumplió hasta 1957 en que los ermitaños se extinguieron. La iglesia se bendijo solemnemente el 21 de diciembre de 1734, instalándose en ella el Santísimo el 15 de Enero de 1735.
Es muy sencilla, sin elementos decorativos apreciables, a excepción de la portada, que es de medio punto flanqueada por pilastras y coronada por un frontón triangular, en cuyo centro hay un azulejo rectangular con las siguientes inscripciones: en el lado izquierdo Patriarca San José; arriba Sagrado Corazón de Jesús y Ave María Purísima, sin pecado concebida; en el derecho Santa Teresa de Jesús; y en la base Mayo de 1889. Sobre el frontón está esculpido el escudo de los ermitaños: Una cruz flanqueada por una palma y un báculo.
A la izquierda, en el muro, una lápida de mármol blanco recuerda la visita de la reina Dª Isabel II: El día 16 de Septiembre de 1862 nuestra augusta soberana Dª Isabel 2ª acompañada de sus augustos hijos el Smo. Sor. D. Alfonso de Borbón, príncipe de Asturias, y S.A.R. Dª Isabel de Borbón, se dignó visitar este santo eremitorio de Nuestra Señora de Belén. Y la Congregación de Hermitaños consagra este humilde monumento como recuerdo de gratitud a su bondadosa reina.
Nada más entrar, a la derecha, y en un cuadro, se expone una fotografía del rostro del último ermitaño que hubo en este Desierto. Y debajo, bajo los escudos eremítico y carmelita, hay una inscripción. Este cuadro se colocó en 2007 con motivo del cincuenta aniversario de la extinción de los anacoretas y como homenaje y recuerdo del último ermitaño.
Seguidamente, y siempre en el lateral derecho, hay una pila de agua bendita y una hornacina con un grupo que representa a la Divina Pastora acompañada del Niño Jesús, obra anónima del XVIII, relacionada con el Beato Fray Diego José de Cádiz que parece la donó a los ermitaños. Bajo esta hornacina hay un nicho de medio punto con una calavera guardada en una urna, con el cráneo aserrado, y la siguiente inscripción: Calavera donde comía y bebía agua el Hº Juan de Dios de San Antonino Marqués de Santaella y Villaverde, H. Mayor de esta Congregación de ermitaños.
Algo más abajo una lápida reza: O tu curioso que has llegado a leer esta lápida, haz la caridad de rezar un Padrenuestro i Avemaría por el alma de Juan de Dios Aguayo y Manrique. A ambos lados de la puerta que da paso al sotocoro existen dos urnas. La de la derecha guarda un magnífico conjunto de tres esculturas, Jesús, la Virgen y San José, representando el Nacimiento, obra de la famosa escultora de cámara de Carlos II, Luisa Roldán, llamada popularmente La Roldana. Se hizo entre 1690 y 1706. En la hornacina de la izquierda se ve una Virgen de Lourdes en su aparición a Santa Bernardita. Al pie hay una placa grabada que dice: Rogad a Dios en caridad por el eterno descanso del Conde de Guaqui Duque de Villahermosa. Falleció en Madrid el 8 de Febrero de 1893. E.P.D.A. Virgen Purísima rogad por él.
Es un espacio que está separado de la iglesia propiamente dicha por una verja, y en el que se ubicaban las personas que asistían a Misa los domingos en tiempo de los ermitaños.
A la derecha existe un cuadro cuyo pie dice: Retrato del Siervo de Dios Hermano Juan de la Santa Cruz natural de Mainza, Obispado de Tuy: resplandeció en todo género de virtudes: Fue Hermano mayor de esta V. Congregación 22 años. Murió como varón justo en 5 de noviembre de 1810.
Seguidamente hay otro cuadro con una cabeza de fraile y, al otro lado de la ventana que da luz por el fondo al sotocoro, hay otro cuadro cuyo pie reza: Verdadero retrato del Hermano Juan de Dios de San Antonino. Murió de 49 años siendo Hermano Mayor. Año de 1788. Lo costeó el Reverendo Padre Presentado F. Juan Antonio Serrano, Capellán de la Congregación, quien le conoció estudiar Filosofía en su convento de Carmelitas Calzados de Córdoba. Estos retratos y los que siguen a continuación datan del siglo XIX y principios del XX.
Existe también un crucifijo casi de tamaño natural de finales del XVIII, bajo la advocación de Cristo de los Milagros, sin que se sepa el porqué de dicho título. Es muy venerado por las personas que visitan la iglesia.
Junto a Él unos versos rezan: Tú que pasas mírame / contempla un poco mis llagas/ y verás qué mal me pagas / la sangre que derramé. Seguidamente existe una puerta acristalada que deja ver en el interior de una pequeña estancia una imagen del Sagrado Corazón de Jesús bajo una especie de baldaquino de madera policromada, flanqueada por un Niño Jesús de Praga y una efigie de San Pablo primer ermitaño.
En el suelo algunos jarrones que por sus características bien pudieran ser los que donaron los Condes de Guaqui durante su permanencia en Córdoba, según relata el Diario Córdoba en su reseña de fecha 7 de Mayo de 1890. Antiguamente, este era el despacho de rosarios desde el que el Hno. Mayor vendía a los fieles los que fabricaban los ermitaños, así como cruces y otros objetos de devoción. Sobre la pared de la anterior estancia, cuelga un cuadro pintado al óleo, que representa un mar alborotado y sobre él, flotando, una boya, y encima de esta una cruz sostenida por un ángel, y coronándolos una luminosa estrella, y en el agua un náufrago luchando desesperadamente con las olas y tendiendo sus brazos a la cruz para asirse a ella. Este cuadro fue pintado y regalado a los ermitaños por la Infanta Paz Borbón, hija de Isabel II, quien en 1886 visitó Las Ermitas junto con su esposo D. Luis Fernando de Baviera.
A continuación, y siempre en el sotocoro, contemplamos una serie de cuadros relativos a varios Hnos. Mayores que se distinguieron por sus virtudes: el Venerable Blas de San Juan Bautista, el Siervo de Dios Hermano Antonio de Consolación, el Siervo de Dios Hermano Telesforo de Jesús María y el V. Hermano Andrés de S. Antº Abad (+1763), cuyo cuerpo está sepultado en la bóveda del lado de la Epístola en la Iglesia del Eremitorio. En la pared de enfrente hay otros tres cuadros: Venerable Francisco de Santa Ana, el Hermano Pedro de Cristo e Invención de la milagrosa imagen de Ntra. Sra. de la Fuensanta, Patrona de la Ciudad de Córdoba-
La iglesia es de una nave con crucero y presbiterio rectangular. El cuerpo de la iglesia se cubre con bóveda de cañón con lunetos, el crucero con bóveda semiesférica y los brazos del crucero y la cabecera con bóveda de cañón. Tanto el cuerpo de la iglesia como el crucero se hallan cubiertos de pinturas murales estando representado en la cúpula el Espíritu Santo rodeado de ángeles que llevan un retrato de la Virgen de Belén y en las pechinas figuras femeninas llevando una filacteria con inscripciones latinas. Las pinturas de la cúpula y pechinas fueron restauradas en 1989 por Agustín Alvarez. A ambos lados de la nave de la iglesia se conserva la sencilla sillería desde donde los ermitaños asistían a los oficios religiosos. En la pared de la derecha hay un cuadro representando la Muerte de un ermitaño y otro la Aparición de Jesucristo a un ermitaño herido. Y en la de la izquierda Ermitaños rezando en la Albaida y San Pablo y San Antonio Abad con el cuervo que trae el pan en el pico. Hay también dos hornacinas neoclásicas con las imágenes de Santa Lucía y Santa Ana, aunque hay discrepancias en que sean éstas las santas representadas. En el crucero, y en el lado derecho, hay un retablo neoclásico formado por banco, un cuerpo de tres calles con hornacinas y ático en medio punto. En el banco grupo escultórico que representa una Piedad; barroco del XVII; en la hornacina principal del primer cuerpo San José con el Niño, imagen de escuela cordobesa de mediados del XVIII, y en los laterales dos tallas de la Virgen. En el lado izquierdo, mismo retablo. En el banco, una imagen del Buen Pastor; en la hornacina principal un grupo barroco representando la Visita del cuervo a San Antonio Abad y San Pablo ermitaño, y en las hornacinas laterales un San Jerónimo y un San Antonio de Padua con el Niño. En el centro del crucero, y al pie del altar, se encuentra la tumba del Hno. Pedro de Cristo. Asimismo, en el lateral derecho, se encuentra la tumba del Hno. Andrés de San Antonio Abad. Y en el lateral izquierdo existe otra lápida con los huesos del Venerable Francisco de Jesús.
El retablo del altar mayor es de estilo neobarroco y data de finales del XIX, ya que el primitivo fue quemado para sacarle el oro de que estaba revestido, cuando los ermitaños fueron obligados en 1836 a abandonar el Desierto por la Desamortización de Mendizábal. Está formado por banco, un cuerpo dividido en tres calles por medio de columnas salomónicas y un ático adaptado al medio punto. Sobre el sagrario hay una bella imagen de Jesús Crucificado. En la hornacina principal destaca la imagen de Nuestra Señora de Belén; tallada en 1954 por el cordobés Antonio Castillo Ariza; y en las laterales hay sendas tallas de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús. En la parte superior, y sobre la imagen de talla de Ntra. Sra. de Belén, se venera el cuadro primitivo de la Santísima Virgen bajo la misma advocación. Lienzo atribuido a Racionero de Castro según unos y a Palomino según otros, ya que no lleva firma del autor. De dicha imagen tomó nombre el Desierto, la Iglesia y hasta el mismo cerro de Las Ermitas. A cada lado del presbiterio existen dos capillas. La de la derecha, llamada Altar del Calvario tiene un crucificado en bronce dorado al fuego con oro fino, con la Virgen, la Magdalena y San Juan, y que fue donado en 1799 al Hno. Mateo de la Pasión por el Barón de Llumes. Es obra atribuída al italiano Camilo Rusconi. La de la izquierda está dedicada a la Virgen del Carmen, flanqueada en sendas hornacinas por las estatuas de Santa Teresa y Santa Teresita del Niño Jesús.
Situada detrás del altar mayor, es de planta rectangular y se cubre con bóveda de cañón con lunetos cubiertos con vidrieras que representan a Sagrada Familia, San Antonio Abad y San Pablo primer ermitaño. Capilla e imagen de de Nª Sª de las las costeó el Excmo. Sr. Don Pedro Gil Moreno de Mora. Uno de los lados menores de la Sala Capitular presenta un retablo de madera formado por un gran arco enmarcado por dos pares de columnas y coronado por un medio punto de talla, de estética neobarroca. Delante del gran nicho central destaca el sagrario ideado a modo de templete clásico con la puerta de metal decorada con un relieve que representa un pelícano; a los lados dos bustos de Ecce Homo y Dolorosa, de comienzos de XVIII. La hornacina principal comunica con el camarín de forma semicircular cubierto con bóveda de horno; en el alzado muestra ventanales neogóticos cubiertos por vidrieras que representan a San Pedro y San Antonio con el Niño y el resto decorado con azulejos. En el centro del camarín la Virgen de las Victorias. Toda la capilla está rodeada de un zócalo de azulejos con relieves metálicos de metro y medio de altura, que le confiere gran vistosidad.
En la sacristía baja se conservan unas magníficas cajoneras para guardar los ornamentos. Sobre éstas hay dos urnas acristaladas que guardan cálices, vinajeras, aguamanil, ostensorios, portapaces y otros objetos de culto. La alta, está destinada a museo de objetos religiosos de los antiguos ermitaños, expuestos para su contemplación en una vitrina de grandes dimensiones protegida por una reja, donde pueden admirarse, entre otras piezas, una colección de jarrones de porcelana de Sèvres y del Retiro, obsequio de la reina Isabel II; un crucificado con base de alabastro; templete con columnitas de alabastro conteniendo una pequeña imagen de la Virgen y el Niño; relicario de carey con una pequeña imagen de la Virgen en el centro; custodia de plata, incensarios, diversos relicarios, pequeñas imágenes y misales antiguos.