Figuras Ereméticas

HNO. FRANCISCO DE SANTA ANA

(1572 – 1619)

Hijo de Alonso de Marcos y de María Pérez, nació en la villa de Meco, cerca de Madrid. A los veinte años de edad se vino a Sierra Morena, junto al convento de la Arruzafa, donde empezó su vida de ermitaño en una cueva. Años más tarde se trasladó a una torre que llamaban Torre de Olías, luego a una cueva en el Cerro de la Cárcel, y finalmente por obediencia a sus confesores se mudó otra vez a una ermita cerca de la Arruzafa donde falleció.

En 1613 el obispo de Córdoba Fray Diego de Mardones reunió a todos los ermitaños en Congregación dándoles unas Constituciones y nombrando primer Hno. Mayor al Hno. Francisco de Santa Ana.

Su vida fue ejemplar en todos los aspectos. Fue ermitaño durante 27 años. Sus restos descansan en la iglesia del Colegio de la Piedad de Córdoba.

HNO. FRANCISCO DE JESÚS

(1673 – 1749)

Hijo de Juan Rodríguez de Murga y de María de Torres, nació en Córdoba. Estuvo algún tiempo en el Hospital de Jesús Nazareno en tiempos del Padre Cristóbal de Santa Catalina, su fundador.

Posteriormente se retiró al Desierto de la Albaida a hacer vida de ermitaño. Pero como viera que los solitarios eran frecuentemente incomodados en su vida de retiro, silencio y oración por las familias que empezaban a esparcirse en sus ratos de ocio por las inmediaciones del lugar, pidió y obtuvo permiso del Ayuntamiento para trasladar la Congregación a la cumbre del Cerro de la Cárcel, terreno baldío y realengo. Lo que se efectuó en 1703.

Allí, en el desde entonces denominado Desierto de Nuestra Señora de Belén, construyó la iglesia y las trece ermitas entre 1703 y 1709, y valló todo el recinto.

Fue Hno. Mayor durante muchos años. Falleció a los 77 años de edad y 51 de ermitaño. Sus restos están sepultados en la iglesia de Las Ermitas, en un hueco del lado de la Epístola, junto a las gradas del altar mayor.

HNO. JUAN DE DIOS DE SAN ANTONINO

(1738 – 1788)

Hijo de Pedro Manrique de Aguayo y Angela Calvo de Ortega, nació en Cabeza del Buey, provincia de Badajoz. Primogénito de seis hermanos más, heredó el título de Marqués de Santaella y Villaverde, Señor de los Galapagares. Renunció a todos sus títulos ingresando primero en el monasterio de San Jerónimo de Valparaíso, de Córdoba. Posteriormente y ya decidida su vocación eremítica, visitó los eremitorios de Ronda, Almendral, Las Batuecas y otros. Finalmente pasó al Desierto de Belén donde tras tres años de pretendiente tomó el hábito de ermitaño como donado, en 1780. Pero en 1782 el Visitador D. José López de Baena le ordenó que hiciera la profesión, con el objeto de ponerle al frente de la Congregación como Hno. Mayor de la misma.

Su vida la escribió el Beato Diego José de Cádiz en 1795 bajo el título de “El Ermitaño Perfecto”. Fue extremadamente riguroso en sus penitencias y su silencio tan absoluto que fue llamado el Hno. del Silencio.

Falleció a los 49 años de edad y 11 de vida eremítica. Su cuerpo está sepultado en la capilla de la Santísima Trinidad de la catedral de Córdoba.

HNO. PEDRO DE CRISTO

(1773 – 1855)

Hijo de Juan de Almoguera y Uribarri y Francisca González y Rodríguez, nació en Almodóvar del Río (Córdoba). En 1792 se retiró al Desierto de Belén. Por las humedades de la ermita que le fue asignada contrajo una grave hinchazón de piernas que le duró toda la vida.

En 1807 y con licencia del obispo marchó al monasterio de Montesión, en Cazorla, al de San Pablo de la Breña, en Málaga y al de Nuestra Señora de la Luz, en Murcia, reglamentando y sosteniendo sus respectivas Congregaciones hasta 1811 durante la dominación francesa.

Vuelto a Las Ermitas, en 1817 es nombrado Hno. Mayor. Posteriormente y por expreso mandato del obispo se hace cargo del Hospital de la Misericordia de la ciudad desde 1832 hasta 1835

En 1836 sufrió con sus Hermanos la expulsión de Las Ermitas por el decreto de Desamortización. Fueron nueve años de exilio en los que infatigablemente luchó por la vuelta a su amado Desierto, elevando numerosas peticiones a la Reina, hasta que les fueron devueltas en l845.

Falleció a los 81 años de edad y 62 de ermitaño. Sus restos reposan en el crucero de la iglesia de Las Ermitas bajo una losa con un breve resumen de su vida.

HNO. JUAN VICENTE DE LA MADRE DE DIOS

(1886 – 1957)

Hijo de Tomás Cano y Bárbara Molina, nació en El Toboso (Toledo).

En 1910 se casó con Teresa Valdepeñas Rodríguez de la que tuvo un hijo. La esposa fallece en 1914 y, dejando al cuidado de los abuelos a su hijo, ingresa en el convento de Trinitarios de Alcázar de San Juan.

Deseando una vida de mayor retiro, en 1922 solicita su ingreso en Las Ermitas. Fue varias veces Hno. Mayor. Hombre de verdadero espíritu ermitaño, fue uno de los cinco que quedaron en el momento de la extinción de la Congregación en 1957, y el único que pasó a la Orden de los Carmelitas Descalzos.

En Junio de 2007, con motivo del cincuentenario de la extinción de los eremitas, y en presencia de uno de sus cinco nietos, D. Jesús Cano Lope, se colocó un cuadro en el atrio de la iglesia con su retrato y datos de su vida. Falleció en Marzo de 1957 a los 71 años de edad y 33 de vida eremítica.